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Para muchas personas, la relación entre humanos y animales está dada únicamente en términos de necesidad. Para otros, ese vínculo especial tiene un solo nombre: Amor. Esta duda ha llevado a varios científicos a estudiar esta conexión y buscar conocer si, efectivamente, las mascotas pueden amar a los dueños e, incluso, a otros animales.

¿Qué dicen los estudios? En el 2013, un investigador de la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia (EE.UU.), descubrió que el vínculo iba más allá de la necesidad de comida y protección.

Gregory Berns entrenó a su perra Callie para que permaneciera quieta mientras se le realizaba una resonancia magnética. Gracias a este examen, el neurocientífico pudo determinar que una parte del cerebro, asociada a emociones positivas, era similar en humanos y en perros.

El apego de los canes a sus humanos también parece estar confirmado en otro estudio realizado por Daniel Mills, especialista británico en comportamiento animal. La investigación analizó las reacciones de perros y gatos frente a sus dueños y a personas desconocidas.

Los canes reaccionaron de forma similar a los niños cuando sus padres se marchaban: Se alegraban cuando llegaban y se ponían ansiosos en su ausencia. En el caso de los gatos fue diferente. Ellos no se alteraban demasiado ni mostraban excesiva emoción al ver a sus dueños.

En 2012 se publicó otro estudio en la revista Animal Cognition. En la investigación, un grupo de científicos de la Universidad de Londres encontró que los perros presentaban una tendencia a acercarse a una persona que estaba llorando. Los canes tenían actitud de sumisión.

Esto permitió entender que el acercamiento no se daba únicamente por curiosidad, sino por el entendimiento de la tristeza en los humanos. Con respecto al amor entre animales, hay historias que parecen probar que el amor romántico y el amor fraternal existen entre las mascotas.

“Se trata de un vínculo”, indicó la doctora Patricia O’ Handley, una veterinaria de Michigan State University, al portal Pet Place .

Según la especialista, cuando las mascotas son socializadas con otras en etapas muy tempranas forman un vínculo especial. Es decir, se trataría de una dependencia. Por otro lado, el doctor Nicholas Dodman, director de la Clínica de Comportamiento Animal de Tufts School of Veterinary Medicine, piensa que los canes sí se pueden enamorar.

Según el investigador, el amor romántico que conocen las personas implica mucha imaginación e ilusión. “Se sabe que los perros sufren cuando son separados de una compañía especial. Experimentan pérdida de sueño y pérdida de apetito”, contó Dodman al mismo portal.

Con respecto a los gatos, hay otras ideas sobre el amor o la relación con los humanos. Estos animales son menos dependientes de las personas, aunque esto no quiere decir que no puedan sentir amor. Los felinos muestran su afecto frotando sus cabezas en quienes quieren y dejando que los acaricien.

Fuente: ElComercio.com

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